Siempre quise ir a LA

domingo, abril 13, 2008

Los Ángeles, California

Vuelta a casa y cena reparadora en el Katsuya. Burning Mandarins (vodka, mandarina, salsa picante, sal) para recuperar el aliento y festejar mi último día en Los Ángeles. No siento apenas tristeza. Muy al contrario, orgullo por lo vivido y por los amigos. Termina una época pero empieza una nueva de lo más interesante por cuantos cambios van a suceder en mi vida. Por supuesto que echaré de menos nuestra rutina malibudiense, pero qué más se puede pedir cuando a otros les ha tocado hacer el MBA en Boston. Es broma. La sensación que me deja Estados Unidos, de todas formas, es la de un gran parque de atracciones donde todo es posible pero poco es real. Estoy contento de volver a Europa, mi casa.

La ruta 66 es el mejor final de trayecto posible. Una experiencia vital, una inversión en recuerdos, para envolver estos dos años intensos en amistad, viajes, baloncesto, combinables. Hasta siempre, siempre soleada. Qué gran capítulo.