Siempre quise ir a LA

miércoles, enero 10, 2007

Navidades en España

Un par de paseos solitarios me bastaron para quedarme perplejo ante el afán consumista y desmedido por las compras que asola un país de nuevos ricos: España. En efecto, la tierra de la especulación es ahora un enorme centro comercial de segundas residencias, juguetes inservibles y ropa de usar y tirar. Para qué mencionar los veraniegos vestidos destinados a los cotillones. Una vez más, mi país se conjura neciamente.

El descanso invernal me ha servido para leer muchos y buenos artículos sobre el gobierno, la marcha de la bolsa, la crisis del Real y el ajusticiamiento del tirano Saddam. Ni una palabra acerca de nuestra compulsión compradora, de cuánto se ha perdido el verdadero espíritu navideño (paz, buenas intenciones, recogimiento, familia), de lo triste que puede ser esta época para mucha gente sin que al resto nos importe una mierda.

Algunas medidas drásticas a tomar incluirían:

a) La supresión total de la programación de Antena 3 y Tele 5, las cadenas más vistas y horripilantes del país.
b) Una fuerte subida de los tipos de interés que escarmiente a quienes hacen del (crédito al) consumo su felicidad.
c) El racionamiento a la compra de juguetes: 3 por niño (padres, tíos y abuelos) en lugar de los 33 actuales.
d) La obligación de sentar a un pobre en tu mesa. Me reitero en lo de país de nuevos ricos, advenedizos y mezquinos de toda clase y condición.
e) La clausura de los centros comerciales del extrarradio y la potenciación de los pequeños comercios.
f) La implantación de subsidios generalizados en la cultura, los viajes a zonas no playeras y los parques naturales.

En definitiva, la vuelta del hombre a su condición humana y la exhaltación del amor, la amistad, la familia, los viajes, la naturaleza y la cultura como valores supremos y troncales a la felicidad del ser humano.