Siempre quise ir a LA

sábado, febrero 03, 2007

Ballrooms

Anoche asistí a una de esas galas benéficas que salen en las pelis de los americanos en las que el motivo de la celebración se olvida de manera proporcional a la ingesta de vodkatonics, la bebida de moda entre la juventud angelina. No, no voy a hablar de la hipocresía de este tipo de eventos porque yo soy el primero que la practico. Y no, Mami, no quiero que me recuerdes que yo no predico con el ejemplo cuando hablemos el domingo por teléfono.

Hablaré entonces de los ballrooms, de las galas, de los pasos del ecuador, de toda esta suerte de fiestas que a lo largo del último lustro he tenido oportunidad de llegar a aborrecer:

-ESADE, Barcelona, 1999: El primer paso del ecuador, acontecimiento social. 18 años y mentalidad provinciana. Prepaso y Repaso. Tonterías propias de la adolescencia. El avión a casa cuesta 60.000 pelas y opto (optan) por regresar en tren a pasar el puente de la Constitución. Urgido por la leyenda, me compro un traje de Adolfo Domínguez (la arruga es bella) en Oviedo, mi primer traje. La primera fiesta es inolvidable.

-ESADE, Barcelona, 2001: Nuestro paso. Cutrez. Descrubro que le noche es para gente de medio pelo y pocas luces. Repito el terno Adolfo Domínguez y azabache. Preludio de un viaje aún más cutre a Cuba. A la vuelta, empiezo a trabajar en UBS. Llegan más trajes, camisas y corbatas.

-ESADE, Barcelona, 2004: Me gradúo con cierto glamour. Mami en un estupendo vestido azul frente al que poco pueden hacer las señoronas de Pedralbes. Promoción dividida, mañanas y tardes, dos mundos aparte.

-McKinsey, Lisboa, 2005: Algo parecido a la graduación de ESADE. Agua y aceite. Smoking, champán, fuegos artificiales. Excesivo, innecesario, rancio.

-UCLA Anderson, Los Ángeles, 2007: Otra fiesta más. Ya sé de qué van las barras libres, los canapés chungos, los trajes y las corbatas. Lío de taxis, resaca, ojeras. Me lo pasé bien, sin embargo. La gente en Estados Unidos es buena. No tienen mucha conciencia de sí o del resto del mundo, pero se trata de tipos agradables, honestos... y aburridos.