Siempre quise ir a LA

lunes, noviembre 12, 2007

Robishow (II)

El extremismo del fútbol es un buen laboratorio de pruebas de donde extraer lecciones aplicables a nuestra vida. La meteórica trayectoria de Robishow debe ser un manual de cómo educar a un niño rebelde. Lejos de mandarle al ostracismo, el gran Schuster, un enfant terrible de su tiempo, le ha dado cariño, le ha escuchado y le ha dado los medios para hacer lo que quiere y sabe. Sigue saliendo, Robishow. Qué mal se entiende la creatividad en nuestros días. Y qué envidia le tengo a los que son creativos.