Siempre quise ir a LA

viernes, abril 27, 2007

¡Hazaña!




Si hay algo que diferencia a las personas de los animales es su espíritu de superación, pues el afán por conseguir nuevos hitos, logros y riqueza es la clave del progreso de una sociedad. Ayer viví la parte más romántica y humana de cuantas luchas puede el hombre mantener: alcanzar la cima de una montaña.
Lo cierto es que Ramón y yo nos embarcamos en el hike del Half Dome (http://en.wikipedia.org/wiki/Half_Dome), una imponente mole de granito en el parque de Yosemite, California. Tras caminar por tortuosas veredas en medio del frío, la nieve y la soledad de un jueves (bendito MBA) durante casi 6 horas, llegamos a la base de la "media cúpula". Los cables de acero que normalmente se utilizan para asaltar la cima estaban "caídos" y sin escalones. La única manera de encaramarnos era usar los arneses y cuerdas que habíamos llevado. Y así fue. Por paredes practicamente verticales nos hicimos paso, no sin varias crisis que pudimos solventar, hasta la cumbre. Una vez allí, sólo piensas en que tienes 25 años, la mente y el cuerpo para comerte el mundo. Las 4 horas de vuelta, las llagas en los pies y el mal de altura eran lo de menos.