Athletic, por Roque Echániz

Ser madridista es muy fácil. Pero entiendo tus motivos. Creo que se parecen algo a los míos. A los paseos de domingo de sobremesa hacia el campo, bajo lluvia ligera. Los colores que te envuelven y hasta aturden, la gente, más alta que yo, entre la que hay que moverse rápido y ágil para no perder la mano de mi padre. El ruido. Y luego llegar al asiento y observar. En silencio, con respeto. Ver sufrir al equipo para luego encontrar el renacer de la mano de una estrella integral, Guerrero. Europa. Madurar. Un sentimiento con poso, para siempre. El sábado sufrí mucho con el Valencia. Dentro de poco el Madrid; viajaré para estar allí animando. Le queda poco a la Catedral, la casa de mis sueños y mis ansias de gloria; y yo quiero vivir ese adiós emocionado.