Siempre quise ir a LA

domingo, octubre 01, 2006

Un domingo cualquiera

Imagina que tienes 18 años y aún sigues preocupándote por las espinillas. Imagina que nunca has pensado en estudiar y que estás harto de servir grasientos trozos de grasa que con todo descaro aquí llaman patatas fritas. Imagina ahora que una de las universidades más prestigiosas de la nación llama a tu puerta y te pide que juegues para ellos. Aceptas y tras apenas dos meses de duros entrenamientos en la soleada California saltas a esa gran ensaladera que es el Rose Bowl y escuchas como 80.000 adolescentes corean tu nombre. El partido termina y eres un héroe. Tienes un brazo portentoso y la prensa te aclama. No es necesario que el lunes vayas a clase.

Puede que en lugar de jugar a ser Ben Olson, que así se llama nuestro quarterback (el Guti del equipo), te gustaría estar por unos días en mi piel y ver todo desde fuera. En ese caso, ayer hubieras ido al "tailgate". El tailgate es una especie de verbena de San Isidro/martes de campo (para los asturianos) alrededor del estadio en la que gente de toda clase y condición saca los aparejos de picnic (silla de tela hawaiana, barbacoa, mesa plegable y, atención, plato parabólico para ver la tele por satélite) y se dedica a la birra 3 horas antes del partido. Lo mejor está por llegar, de todas formas. ¿Qué crees que ocurre cuando es hora de entrar en el estadio? Pues que solo una pequeña parte de los "tailgaters" lo hace. El resto saca los platos parabólicos y se pone a ver el partido por la tele (portátil, conectada a la batería del coche). Increíble pero cierto.

Una vez en el estadio se trata de comer nachos con "fake cheese". El fake cheese es literalmente queso "de pega", es decir, queso que no es queso, sino una suerte de mantequilla frita en un aceite especial. Todo el mundo sabe que es fake cheese y así todo el mundo lo llama. Más increíble e igual de cierto.

Cuando empieza el partido se trata de cantar cosas sin sentido y mover los brazos al son de la música que interpreta una banda de adolescentes ataviada con capas estilo Ricardo Corazón de León. Creo que nadie conoce en profundidad las reglas del fútbol americano. Lo de menos es el resultado.